CONTEXTO
SOCIO-CULTURAL-HISTORICO
Kierkegaard vivió en una época en
Dinamarca que se conoce por la Edad de Oro. Oehenschläger, H. C. Ørsted,
Georg Brandes, Oteen Steensen Blicher, Grundtvig y Hans Christian Andersen,
fueron personalidades que caracterizaron la vida cultural danesa en la época de
Kierkegaard.
(Copenhague, 1813-id.,
1855) Filósofo danés. Hijo del segundo matrimonio de un acaudalado
comerciante de estricta religiosidad, era el menor de siete hermanos. Jorobado
de nacimiento, la opresiva educación religiosa que vivió en la casa paterna
está en la base de su temperamento angustiado y su atormentada religiosidad,
origen de numerosas crisis. Sin embargo, de puertas afuera mantuvo una disipada
vida social, en la que se distinguía por la brillantez de su ironía y su
sentido del humor.
Sin razón aparente, renunció a su compromiso con Regina
Olsen cuando estaban a punto de casarse, en 1841, al parecer a causa de una
nueva crisis que le empujó a abrazar una vida religiosa, en el peculiar sentido
que ello tenía para él. Sin embargo, antes de defender la fe como la única vía
para evitar la caída en la desesperación, los primeros escritos de Kierkegaard
trataban de los dos estadios previos de la existencia humana, según la teoría
de los tres estadios que propuso en O lo uno o lo otro, que
guarda cierto paralelo con su propia existencia; distinguió, en este sentido,
el estadio estético y el ético, que se completarían con el ya mencionado
estadio religioso[1].
Escribió con seudónimo los libros
en que reconstruía el discurso del esteta, y también los que dedicó al estadio
ético. Sólo cuando entró en la fase del estadio religioso, a partir del año
1848, abandonó el uso de seudónimos. Éstos no respondían a la voluntad de
ocultar su identidad, sino a la intención de dar a cada personaje un nombre y
apellido propios (Victor Eremita, Nicolaus Notabene, Johannes Climacus,
Johannes de Silentio, Constantin Constantinus...) con los cuales caricaturizar
una de las múltiples formas en que los hombres resuelven su existencia. El
esteta sería aquel individuo que, angustiado ante la imposibilidad de determinar
por sí mismo la buena dirección de su propia vida, suspendiese las decisiones
para evitar equivocarse: nada es preferible excepto si produce placer. Por eso,
el esteta acabará dedicando toda su vida a encontrar la fórmula en que haya
quedado absolutamente desterrada la angustia[2].
Esta figura encuentra su mejor ejemplo en Diario
de un seductor, donde el goce de la vida como momentos aislados de
placer es lo único que guía al protagonista. El hombre ético, en cambio, confía
en que, al contrario, su razón le
proporcione los elementos necesarios y suficientes para evaluar en cada momento
la oportunidad de sus actos y, con ello, guiar rectamente el curso de su vida;
sin embargo, y en abierta oposición a Hegel, para
Kierkegaard esta figura queda atrapada en el espacio mediocre y alienante de lo
público, el concepto compartido, nivelador, en el que desaparece el individuo.
Por último, el religioso albergará en sí mismo
la tensión entre los dos estadios anteriores; sentirá la dificultad para
actuar, pero a la desesperación opondrá no su razón, sino la pasión que el
esteta derrochaba en las gestas amorosas, empleada ahora en sentir hasta el
final su temor a equivocarse, mientras no puede por menos que actuar. Instalado
en el absurdo de la existencia y en la angustia radical de la aspiración a la eternidad, el religioso
afirma únicamente su fe, y a través de ella su propia y radical singularidad. Kierkegaard abordó la temática
religiosa de un modo heterodoxo, ya que no indagó en la naturaleza de la fe
desde la premisa de la existencia de Dios sino
desde la subjetividad del individuo, que, a través del inevitable ejercicio de
su libertad, ve en el sentimiento religioso la única forma de vivir una
existencia digna, no tanto a los ojos de Dios como a
los suyos propios.
Además de su prolijidad, lo que
hace notable al filósofo es la originalidad de su trabajo, muy próximo a
algunas de las corrientes filosóficas más relevantes del siglo por venir, sobre
todo el existencialismo[3].
1. INTRODUCCIÓN
En este trabajo hermenéutico, en
el cual mi finalidad es poder responder la pregunta que me cuestiono acerca de
esta obra textual. Que de alguna manera si me pareció que es un poco complicada,
puesto que si no se tiene un conocimiento previo del ambiente que lo rodea se
puede caer en equívocos, porque maneja algunos conceptos por los cuales está
influido. Para esto retome algunas historias de la filosofía y también hice uso
del aparato crítico en los cuales me apoye en varias interpretaciones de algunos
comentaristas de esta obra, para conocer si era posible la cuestión que me
estoy planteando.
La manera en que me planteo esta
pregunta es la siguiente ¿Qué es la angustia y cómo influye en el
hombre? Ya que lo que me interesa es reconocer solo en el capítulo II
de esta obra del “Concepto de angustia” de Kierkegaard que es lo que entiende
por angustia. Puesto que en el capítulo II habla de la angustia como pecado
original como algo progresivamente considerado.
Entonces partiendo desde este planteamiento,
en todo el contenido del trabajo hermenéutico responderé de manera clara esta
cuestión, ya que lo que me interesa es el poder encontrar estos dos aspectos;
lo que es el pecado, ya que él dice que “el pecado trae consigo una angustia”[4]
pero sobre todo el reconocer que es lo que entiende por angustia el autor de
nuestro texto a interpretar.
La manera de cómo realicé el
trabajo, fue primeramente el poder reconocer las partes importantes de la obra
las cuales me dan elementos importantes para poder considerarlos en las
citaciones que realicé, solamente las que responden de manera clara mi
pregunta.
Divido el trabajo en tres partes
importantes, primeramente en definiciones de angustia, en segunda parte, la
angustia y el pecado o la pecaminosidad y en tercera parte que es lo que
Kierkegaard entiende por angustia objetiva y subjetiva.
En las conclusiones desarrollé
cual es la respuesta más certera a mi parecer sobre qué es lo que entiende
Sören sobre la angustia o mejor dicho que es la angustia y cuál es la relación
tan estrecha con el ser del hombre, que en cierta forma se ve amenazado por
esta angustia que en muchos de los casos, el hombre se encuentra entre la
espada y la pared, para poder deshacerse de esta angustia que le causa el vivir
en el pecado.
Consideró que el trabajo
realizado va a estar muy permeado por los aspectos religiosos, recordando que
Sören se vuelve un crítico de la religión cristiana, ya que el menciona que
como es posible que se quiera vivir la doctrina de Cristo, si se vive en plena mediocridad y en lo superficial, ya que
sólo viven lo que les conviene vivir. Por tanto las citaciones en las que
fundamento mi trabajo saldrán mencionados Adán y Eva. Como primeros seres en
los cuales se sembró la angustia del pecado, por el caso conocido que se
dejaron seducir por la serpiente, pero aquí no me interesará resaltar el hecho
mencionado por la Biblia, si no, sobre como ejemplifica o se atiene Sören a
realizar sus planteamientos en torno al pecado como causa de angustias en el
ser humano.
Espero poder en el desarrollo del
tema el poder argumentar de manera clara y distinta, para que puedan entender
cuál es la interpretación y propuesta que quiero realizar acerca de esta autor
y de una de sus obras tan importantes para la filosofía de nuestros días.
El trabajo hermenéutico a mi
parecer es una manera importante de cómo podemos acercarnos a los textos y
sobre todo la propuesta gadameriana es una herramienta muy indispensable para
realizar esta interpretación, que si bien no es acabada, pero es un
acercamiento desde nuestra perspectiva a los textos, acontecimientos, revistas,
o artículos periodísticos.
2. DESARROLLO
Primera parte.
Comenzare por las definiciones
que el autor enuncia y las comentaré para poder tener una breve perspectiva del
concepto que nos va a plantear el autor. Nos dice que; “la angustia progresa del mismo modo que lo hace la pecaminosidad
dentro de la especie”[5]
en esta cita textual nos dice nuestro autor que la angustia es igual que la
pecaminosidad, entendiendo como pecaminosidad, los actos de pecar, o la
tendencia constante a pecar. Quede claro que Sören nos quiere presentar varias
definiciones para poder comprender cuál es el modo más exacto para conocer el
concepto de angustia.
La siguiente idea que nos
menciona en su texto en el concepto angustia dice:
“la
angustia es tanto más profunda cuanto más original sea el hombre, una vez que
el individuo, al ingresar en la historia de la especie, tiene la obligación de
apropiarse ese supuesto de la pecaminosidad en el que está implicada su propia
vida individual” [6]
La angustia por lo tanto según la
cita o es algo en el momento que el individuo ingresa a ser parte de la especie
humana, en este momento preciso, el hombre tiene pues la obligación de
apropiarse de la condición de pecador, por pura predestinación, aquí está
implícito uno de los siguientes temas de los cuales desarrollaré que es el
pecado, pero Kierkegaard hace referencia en este párrafo de su libro al pecado
original, es especifico. No olvidemos de alguna manera u otra su relación con
las religión y las costumbres.
Por lo tanto dice el autor danés
que el pecado o la pecaminosidad se apoderan del individuo y está en un periodo
de crecimiento. Más adelante menciona que “la
angustia correspondiente no es angustia por el pecado, puesto que todavía no
existe la distinción entre el bien y el mal, distinción que solo aparece con la
realidad de la libertad”[7].
En esta cita alcanzó a percibir
la manera de cómo entiende Sören al ser humano, él lo entiende como ser
individuado y un ser que está dotado de libertad para poder alcanzar la
distinción del bien y del mal. El individuo pues no puede caer en la pecaminosidad
si por ignorancia no tiene la capacidad de diferenciar entre lo que está bien
hecho y lo que está mal.
El individuo entonces se
encuentra puede afirmarse de esta manera, se encuentra como condicionado por su
condición pecaminosa, y que en cualquiera de sus actos que realicé estará
forzado a tomar una decisión con una de sus facultades principales que es la
libertad.
“el
pecado apareció en medio de la angustia, pero también nos trajo una angustia
consigo. Porque la realidad del pecado es tal que no tiene consistencia. De un
lado la continuidad del pecado es aquella posibilidad que causa angustias, de
otro, la posibilidad de una salvación es a su turno una nada que el individuo
ama y teme al mismo tiempo…”[8]
En este párrafo el autor nos da
una pista por la cual el individuo puede escapar del pecado, y esta es la de la
salvación anunciada, pero que si solo se queda en solo simples esperanza de esa
salvación del pecado, mientras el pecado seguirá siendo una hegemonía en todos
los individuos. Por lo tanto que si la salvación queda bien establecida, la
angustia pasa a ocupar un puesto de retaguardia, lo mismo que la posibilidad.
“la
angustia que el pecado trae consigo llega a alcanzar una proximidad acuciante
cuando el individuo mismo comete personalmente un pecado…”[9]
El pecado se vuelca hacia el
individuo y lo vuelve objeto de actuación del pecado y lo hace que se angustie
por el pecado cometido. Esta cita nos da las pautas para iniciar nuestra
segunda parte del trabajo hermenéutico, que es la angustia y el pecado o la
pecaminosidad.
Segunda parte.
A
continuación analizó en primer lugar el pecado, ya que lo podemos considerar
como un elemento fundamental de la angustia. El individuo, con su espíritu es
libre porque puede, elegir entre las posibilidades que en su realidad existen.
Pero esta posibilidad presenta angustia, pues desaparece tan pronto el
individuo echa mano de ella. Y para esto también es importante en reflexionar
sobre la angustia como un vértigo de la libertad.
La
angustia pues está puesta en estrecha relación con el pecado porque lo
descubre, lo precede y lo acompaña, situando el hombre en su relación con Dios.
Es puesta en relación con el pecado y consiguientemente con la conciencia del
individuo de estas delante de Dios. Pero es importante resaltar que pada el
filósofo danés es muy importante la fe, pero considerando que el individuo tome
conciencia de su condición de pecador, y que es capaz de decidir entre lo bueno
y lo malo, para alcanzar una vida ética, puesto que según Kierkegaard está es
la meta que se debe de alcanzar.
Situémonos
en una de las distinciones que hace Sören del individuo o mejor dicho de
espíritu, menciona que hay dos estados: el de la inocencia y el de la culpa. El
primero es la ignorancia y esta causa angustia puesto que es una ignorancia de
la nada. La inocencia es pues la ignorancia. Así que la angustia existencial
precede al pecado y se presenta como motivación hacia él. Partiendo de esto
podemos decir, que el que no es inocente por lo tanto, es culpable.
Kierkegaard
nos muestra un ejemplo muy claro, que ilustra muy bien sobre cómo es posible
que se pueda perder la inocencia, y se remite al ejemplo de Adán en el cual: no
podía comer del árbol de la ciencia del bien y del mal. Pero lo que ocasiono
esta prohibición despertó el deseo de obtener saber en lugar de ignorancia.
La angustia que produce el pecado como opuesto
a la fe, es una angustia anta la nada, porque el pecado no tiene realidad. La
angustia, aclara Kierkegaard, no es un temor ante algo, sino que es una
experiencia: “el pecado apareció en medio de la angustia, pero trajo a su vez
una nueva angustia”[10].
La realidad del pecado es, en efecto, una realidad que no tiene existencia. Por
lo tanto, la realidad del pecado es la nada ante quien la angustia se vive.
La
culpa que lleva al pecado es el saber de la diferencia entre el bien y el mal.
Dicho en palabras del filosofo danés: “cuando está puesto el pecado en el
individuo, por medio del salto cualitativo, está puesta, por ende, la
diferencia entre el bien y el mal”. Con esto la angustia la podemos entender de
dos maneras: la angustia ante el mal que no se puede abolir el pecado, sólo
puede entristecerse por él, y la angustia ante el bien, que constituye lo
demoniaco que rechaza el bien y con lleva a una pérdida de libertad.
Pero
para el danés, y es algo que cabe muy bien mencionarlo, el decir que la
libertad es la elección entre el bien y el mal, sería limitarla; puesto que la
libertad es infinita, es posibilidad y apertura.
Tercera parte.
Kierkegaard
distingue entre angustia objetiva y subjetiva. La angustia objetiva según el
danés será la que acompaña la pecaminosidad de la especie, es decir, el pecado
original. Por otro lado, la angustia subjetiva será la que acompaña al pecado
personal, que es la culpa que siente el individuo al estar delante de Dios. La
persona en cuanto a individuo y no en cuanto especie, es importante para el
danés porque la relación con Dios sólo puede ser personal. De igual modo, la
angustia es un sentimiento interno, individual, que puede conducirnos a la
relación con Dios. El ser humano está llamado a ser un individuo puesto frente
a Dios, y esta posibilidad entraña, por definición, angustia ante la
posibilidad de caer. Ésa caída es el pecado.
Por el pecado se convirtió la sensibilidad en pecaminosidad. Esta
proposición encierra un doble significado. Con el pecado se torna pecaminosa la
sensibilidad, y con Adán vino el pecado al mundo. Pero por qué la sensibilidad
se vuelve pecaminosa, es porque la mujer es más sensible que el varón. Basta
con ver la condición física, en la cual sólo encierra la belleza. Y pues
solamente por esto es que la mujer tiene más sensibilidad que el varón.
“la
angustia, sin embargo, es una expresión de la perfección de la naturaleza
humana y es por eso por lo que solamente las razas humanas inferiores encontramos
analogías de alumbramiento tan fácil como el que se da a los animales”[11].
La sensibilidad no es
pecaminosidad. La sensibilidad en el estado de inocencia no es tampoco
pecaminosidad y, sin embargo, en este estado hay sensibilidad, puesto que Adán
sin duda tuvo necesidad de la comida y de la bebida, etc. En la inocencia está
puesta la diferencia sexual, pero no en cuanto tal. Solo en el momento de
cometer el pecado queda también puesta la diferencia sexual en cuanto impulso[12].
3. CONCLUSIONES
A las conclusiones que llego con el trabajo interpretativo de esta obra
del concepto de angustia de Sören Kierkegaard, que he realizado, es que la
angustia es algo que esta adherido al ser humano, según el autor danés puesto
que sólo por el solo pecado se encuentra el hombre en un desarrollo pecaminoso
en su vida, lo cual le causa angustia.
Pero lo más importante que pude descubrir es la distinción que hace
acerca de la angustia subjetiva y la objetiva, en la cual afirma que existen
estos dos tipos en el individuo, la objetiva es la angustia que esta por
naturaleza permeado el individuo. Y la subjetiva, está sujeta a la posibilidad,
es decir, a la libertad de decidir lo bueno o lo malo.
Pero la convergencia que posee cada una de ellas es que, tanto en una como
en la otra le causa al individuo angustia.
La angustia es pues un estado en el hombre del cual no puede escaparse,
ya que hemos sido expuestos por el pecado de Adán a esta angustia, según el
autor y con lo expuesto en el desarrollo del trabajo hermenéutico.
“no duerme nunca, pues está
sometido constantemente a prueba, y a cada instante existe la posibilidad de
que, en su angustia, se eche atrás y reingrese en lo general”[13].
La posibilidad haciendo referencia a la libertad, y el reingresar en lo
general es una caída, es decir, el pecado.
La angustia es pues una experiencia decisiva de la existencia, en la que
el hombre se determina como ser libre o se desconoce como tal. La angustia abre
la posibilidad de que el hombre se salve o de condene a si mismo. Uno de los
principales aportes del filósofo danés a la filosofía contemporánea es el
planteo del problema de la angustia. El título El concepto de angustia para el
libro de Kierkegaard desarrolla tal cuestión pero no deja de ser una ironía, ya
que la conjunción de los términos “concepto” y “angustia” es algo inédito para
la vida contemporánea del danés y es un aporte nuevo en la historia de la
filosofía.
Por otro lado en el propio pensamiento Kierkegaardiano, la angustia no
tiene su lugar propio en el terreno del concepto, sino que es una nota
distintiva del ser humano: no es meramente un “estado de ánimo”; sino es
meramente una experiencia decisiva de la vida del hombre, aquella experiencia
en la que el hombre se determina como espíritu o se desconoce como tal. Es
decir: la angustia abre la posibilidad de que el hombre se salve o se condene a
sí mismo.
La angustia no es un fenómeno psicológico sino que compromete el ser del
hombre en su integridad; por eso, la posibilidad de comprender la angustia desborda
totalmente los límites de la psicología. Y como lo mencionó arriba es un acto
de libertad, para no caer en el pecado.
4. BIBLIOGRAFIA
·
Sören Kierkegaard, “El concepto de la angustia”, Alianza Ed., Madrid, 2007. Traducción
Demetrio Gutiérrez Rivero.
·
J. Hirschberger, “Historia de la filosofía”, Herder, Barcelona, 1994.
·
Julián Marías, “Historia
de la filosofía”, Alianza Universidad Textos, 1993.
·
Peter Vardly, “Kierkegaard”,
Herder, España, 1997.
·
James Collins, “El
pensamiento de Kierkegaard”, FCE, México, 1958.
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